martes, 12 de febrero de 2008

María...ahora en paz (11 de febrero 2008, hace unas horas)


Últimamente, las fechas me obsesionan. Tengo particulares avenencias y desavenencias con ciertos números del calendario. Existen unos, como el 19, que me persiguen, pero eso será motivo de otra entrada.

Conforme transcurrió esta última semana, reparé, justo al final de ella, que para efectos tanto prácticos como administrativos, tenía que acabar la tesis el 11 de febrero. "Cualquier relación con la realidad es mera coincidencia." Hace ocho años, el 11 de febrero del 2000 cayó en viernes. Llegué al hospital en los inicios de ese día, paradójicamente a oscuras. Esperaba que después de diez horas de trabajo de parto, la llegada de mi primer hijo a este mundo no demorara más. Sin embargo, transcurrieron otras ocho horas. Con el cuerpo invadido de oxitocina que me drenaron al interior de las venas de manera artificial, atestigüé el arribo de mi hijo a las 8:03 a.m. de aquel día.

Si me remonto aun más al pasado, sumarían 10 años los que, desde 1998, llevo en la maestría. Mi caso, modestia aparte, no fue un asunto de indolencia. Sobreviví a dos festivales Cervantinos que me mantenían concentrada en Guanajuato alrededor de un mes seguido. Sobreviví también a la huelga que duró un año y a dos embarazos consecutivos. En ocasiones, por razones de trabajo, no pude inscribir más de una materia al semestre. La maestría sirvió para recordarme quién era yo, más allá de lo que sentía que me había convertido: madre unas veces, ama de casa otras, trabajadora a sueldo, la gran mayoría.

Conocí a Cuauhtémoc Medina y me dieron ganas de dar clases. Apelé también, con toda seguridad, a la herencia genética de mis progenitores, ambos profesores de historia. Di mis primeras clases de historia del arte cuando todavía no había acabado de cursar todos los prerrequisitos de la maestría. En una ocasión, entregué un ensayo en la puerta del Instituto de Investigaciones Estéticas y, acto seguido, llamé a una ambulancia para que pasara por mí. El diagnóstico fue una peritonitis aguda. Cuando decidí separarme, cuestioné mi decisión mientras veía la femme fatale encarnada en Marlene Dietrich durante las sesiones que sobre Buñuel, daba Aurelio de los Reyes. Ni qué decir lo que pasaba por mi cabeza durante ese mismo semestre, a la luz de los textos de Freud, Klein y Lacan, bibliografía obligada del seminario que proferían a dúo, Manuel González y Cuauhtémoc Medina. Lo único que se me ocurre a manera de cierre de este párrafo: en una palabra, sobreviví.

Heme aquí, de nuevo, en paz. Cierro estos diez años con una tesis que seguramente recibirá con buen talante una multitud de correcciones. Lo fuerte, como las contracciones de parto de hace 8 años, ya pasó. A unas horas de haber celebrado el cumpleaños no. 8 de Guido, mi primer hijo, celebro también todas las bendiciones, todos los apoyos y todas las compañías, tanto nuevas como viejas. Celebro estar sana y disfrutar de la vida más que nunca.

Hoy 11 de febrero, hace unas horas, acabé mi tesis.

(hoy, 12 de febrero, 5:36 am)

Pd: Esta primera entrada va dedicada de manera muy especial, a David, a Daniel Garza y a Cuauhtémoc Medina.

11 comentarios:

Cecilia Hubard dijo...

Mi querida Chiquis, creo que por la hora tengo el honor de ser la primera en leer tu maravilloso texto, sobre todo por lo que él alberga: tu larga trayectoria estudiantil, por fin terminada con gran éxito.
FELICIDADES DE TODO CORAZÓN. Has sido una constante luchadora y por lo pronto éste proceso ya lo puedes dar por terminado. Has de sentir un enorme peso de menos en tu espalda, enhorabuena por eso. Es admirable cómo, a pesar de todos tus pesares, has llegado con gran tenacidad a acabar las cosas como te lo propusiste desde el día uno. TODO MI RECONOCIMIENTO desde mis lejanas tierras adoptivas, te mando un enorme abrazo que me hubiera gustado darte personalmente.
Estás tan loca y eres tan vital, que no dudo que ya traigas tu siguiente proyecto bajo el brazo, suerte en tu siguiente “Cruzada”.
Con todo mi cariño, Cecilia Hubard

David Miklos dijo...

Mi amor,

¡felicidades (aunque ya te había mandado un correo durante el último tramo del proceso, seguro de que, pasara lo que pasara, terminarías)!

Vivan, pues, los 11.

Así las cosas.

Te abrazo, te abrigo,

David.

Anónimo dijo...

Querida María ahora en Paz. Muchas, muchas felicidades. Me llenó de emoción recibir la noticia de que has terminado la tesis, que se sufre, se llora y al final (como estoy segurísima es tu caso) es motivo de orgullo. Ojalá estuvieras cerca para correr a darte un gran abrazo, pero mientras recibe vía mail un BRAVO a la salud por la nueva maestra.
Emilia

María (ahora en paz) dijo...

Mi Ceci, como siempre tú junto a mí, en las buenas y en las malas. No sé todavía si haré un gran gran reventón. Lo haga o no, brindaré por tí y te recordaré a la distancia, ¡¡¡¡¡Mi querida pareja de baile!!!!!

María (ahora en paz) dijo...

Vaquerito, ya sabe ud. lo a.......XXXxxxxXXXXX

María (ahora en paz) dijo...

Mi querida Emilia: pues todos los tips que me puedas dar serán bien recibidos. Tú ya pasaste por esas. Tenemos que festejar y ver si hay posibilidad de arrancar de nuevo nuestro proyecto, ahora, más relajadas. UN gran abrazo y un gran abrazo desde aquí. Veámonos pronto

Guillermo Núñez dijo...

Felicidades!
Qué envidia!

Guidinsky dijo...

Como me ves te verás, mi querido Guillermo, en menos de lo que tú crees. ¡Suerte!

Anónimo dijo...

Mi queridísima MaríahoraenPaz. Desde el 11 de febrero quería comentar. Pero tu entenderás sobre procesos cuasi obsesivos en los que nos metemos. Y en los que otra vez, de cierto modo, coincidimos. Ahora a celebrar. Y es lo que hago con el nombre de tu blog. Lo celebro por bueno, en todo el sentido de la palabra y lo que implica.

También me encanta el momento en el que pariste ahora esta manera de compartir. Qué mejor momento que la intensidad de culminar una etapa. Qué auspicioso.

Desde un momento similar al de esta entrada te felicito desde el corazón.

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Abrazo Ahora y siempre!

María (ahora en paz) dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
María (ahora en paz) dijo...

MI Fer, a celebrar y a descansar. A cosechar los frutos luego de tanto esfuerzo. Más allá de extenderme, quisiera platicar contigo en vivo y en directo, largo y tendido. Coincido, por lo pronto, en las maravillosas coincidencias: la de conocerte y de estar juntos, de nuevo, pariendo formas nuevas de vivir nuestra vida. Ya festejaremos el sáaaaaaabaaaaaaadoooooooo!!!!!!